PINEAPPLE ARMY
Como sucedió con Jiro Taniguchi, también hubo un antes de que Naoki Urasawa nos intrigase y acrecentase nuestra impaciencia mensual con su espléndida obra Monster.
Sin embargo, si las apariciones de Jiro fueron episódicas pero constantes, en el caso de Naoki Urasawa se limitó a una breve aparición en forma de novela gráfica, Pineapple Army, publicada en 1993, sin contar, aunque no se trate de cómic, con que hemos podido disfrutar de Yawara! Cinturón negro, una serie de animación basada en su manga del mismo nombre y que se emitió en algunos canales autonómicos con bastante éxito.
Pineapple Army, publicado por Planeta de Agostini 8 años antes de la aparición de Monster mantiene algunas diferencias respecto a esta. Pero sí que conserva la mayor parte de las virtudes que han hecho de Monster una de las mejores obras extranjeras publicadas en España, y Pineapple Army no lo es menos.
En primer lugar, se trata de una obra de diferentes episodios cerrados, todos con el mismo protagonista, Jed Goshi, que se pueden leer de forma independiente, al contrario que en Monster donde todos sus episodios están relacionados entre si y con sentido de continuidad. No obstante, en Monster se encuentran, entretejidos con la línea argumental principal, pequeñas historias que se pueden leer en un capítulo o dos. Así pues, ambas obras tienen una característica común, y es que en ambas se cuentan historias completas en cada episodio, con su presentación, nudo y desenlace, algo poco habitual en la narrativa japonesa en la que se nos insinúa algo decisivo a lo largo de las 20 páginas de una entrega normal, en una obra de varios tomos. Esta cualidad le confiere una excelente calidad como narrador de historias sin aprovecharse de la amplitud de páginas característica de los manga. Al contrario, condensa a la perfección complejas y elaboradas historias en unas pocas páginas (irrisorias para el estándar japonés) sin aburrir al lector, obligándole a pasar cientos de páginas para conocer el desenlace y sin perderse en detalles gratuitos.
Con ello, no quiero decir que las formas de narración japonesa sean inadecuadas sino que en muchas obras puede ser una gran ventaja, pero en Pineapple Army esta concentración es la más acertada para el tipo de historias que nos cuenta.
Hablando de sus historias, a pesar de que el guión se trate de un autor distinto, Kazuya Kudo, las que encontramos en Pineapple Army mantienen su carácter humanista y su capacidad de crear intriga, acción y suspense a raudales.
Otra de las propiedades de Naoki Urasawa es el amplio catálogo de caras con que nos obsequia en sus historias y que se alejan por completo del concepto de muñeco articulado con detalles diferenciadores presentes en la mayoría de los personajes nipones. El repertorio presente en Pineapple Army, aun siendo bastante variado, está bastante lejos de alcanzar las cotas conseguidas con Monster. Esto nos será útil para cuando queramos apreciar su evolución. De todas maneras, no tiene desperdicio.
Otra característica común en ambas obras es la exhaustiva documentación de la que se vale Naoki Urasawa para plasmar los ambientes y las circunstancias políticas e históricas, amén de las armas y el vestuario, consiguiendo traspasar las fronteras de lo folklórico y lo típico para recrear verdaderos ambientes sin dar la impresión de ser decorados teatrales. Así, aunque la mayor parte de la acción transcurre en Nueva York, saltamos a Angola, Honduras, Minnesota, etc… sin que por ello nos parezca artificioso. Como sucede con el catálogo facial, la capacidad documentativa de Naoki seguirá evolucionando hasta alcanzar los niveles casi minuciosos de Monster.
En cuanto al dibujo, ésta es quizás la propiedad que menos evoluciona de Naoki, pues ya lo domina con trazo ágil, expresivo y una sorprendente economía de líneas, consiguiendo el equilibrio necesario entre dibujo y narración, sin superponerse la una a la otra.
Supongo que ha sido inevitable comparar Monster con esta obra menor, y es que Monster ha alcanzado cotas difícilmente superables, por lo que, quizás, los que se acerquen a Pineapple Army se encuentren con sorpresa, acaso con decepción, con una obra lejos de alcanzarla perfección de ésta. No obstante, sería injusto si afirmase que quien ha leído Monster, no le merece la pena descubrir Pineapple Army pues, eliminando estas comparaciones y demás prejuicios, nos encontramos ante una obra excelente. Estoy seguro de que podremos disfrutar de las aventuras de Jed Goshi como lo hemos hecho con Kenzô Tenma.
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