TOKYO BABYLON
Mi primer contacto con las CLAMP fue allá cuando ya estaba bastante avanzado el boom de los manga en España y servidor se pillaba todo lo que saliera, sobre todo las breves series en formato comic-book de Planeta de Agostini que una vez acabadas siempre te dejaron con ganas de más y acabas convenciéndote de que hay que ser imbécil para engancharte a una serie que sabes que no continuará y mucho menos llegara a acabarse (con la excepción de Alita, entre otros). Una de ellas fue X/1999, de las mencionadas CLAMP en una miniserie de 3 números que abarcaban el primer tomo de la serie. Debo reconocer que al principio me negué rotundamente a adquirirlo pues al echar un vistazo encontré un estilo de dibujo totalmente diferente a todos los mangas conocidos hasta ahora y que en mi propia ignorancia acabe atribuyéndole autoría norteamericana. Parte de mi ignorancia se debía al extraño nombre del cuarteto de autoras japonesas (Mokona Apapa, Satsuki Igarashi, Nanase Ôkawa y Mick Nekoi) y del mundo del manga en general. Sin embargo, un día acabe comprándomelo pues la poderosa fuerza visual de sus dibujos ejercía en mí una extraña fascinación. Desde entonces algunas de las obras de las CLAMP se encuentran entre mis predilectas.
Este es el caso de Tokyo Babylon.
La serie comenzó a publicarse en España en el año 96 en una serie abierta que solamente alcanzó los 11 números que abarcan tres de los siete tomos de los que se compone la obra completa y ha sido reeditado de nuevo en su totalidad dentro de la Biblioteca Manga hasta hace relativamente poco, con lo que hemos podido disfrutar de su espectacular final, si es que se le puede llamar final pues el destino de los dos protagonistas (Sehisiro Sakurazuka y Subaru Sumeragi) continua como una de las numerosas y complejas tramas que se entrecruzan en X/1999.
Una de las características que más me llaman la atención de esta serie es la integración en la trama de momentos sumamente empalagosos y tiernos, muchos de ellos rayando en lo cursi y lo simplón pero esto no es más que una oscuro y perverso recurso de las autoras para jugar con nuestros sentimientos. Todos nos relajamos demasiado ante el devenir de los acontecimientos pero luego el mazazo que recibimos es brutal. Como aquel tío que se relajaba extasiado mirando el magnifico cielo y de repente le dan una patada en los huevos. Así es Tokyo Babylon. Por supuesto, no desvelare nada transcedental de la trama, pero bueno, advertidos quedan y no es mi intención que la gente no se acerque a leerlo sino de que comprendan que no todo lo que aparece en Tokio Babylon es gratuito.
En cuanto al argumento, trata del encuentro entre los últimos herederos de dos familias rivales, los Sakurazuka y los Sumeragi, aunque este último no se entere de nada. Encuentro que avanza y madura a través de historias que tratan de la deshumanización de la gran urbe, en este caso, Tokio. Resulta especialmente conmovedora la historia de la adolescente que se refugia en el mundo de los sueños para nunca despertar en la pesadilla que resulta ser el mundo real. Otras suelen acabar teniendo un carácter algo moralizante pero no por ello dejan de ser interesantes historias que acaban tocando nuestra fibra sensible.
Es cierto que el tratamiento de los temas es, en algunos casos, excesivamente dramático y exagerado. Pero así es el mundo de las CLAMP, todo vale con tal de agitar el ánimo incluso al más indiferente.
Pero volviendo a nuestros protagonistas, Seishiro Sakurazuka procede de una familia de ninjas asesinos por mucho que jure y perjure negar tal condición, todo lo contrario de Subaru Sumeragi, quien es el decimotercero líder de los Sumeragi, protectores espirituales del Japón. No nos olvidemos de la espléndida Hokuto Sumeragi, hermana gemela de Subaru, poseedora de pequeños poderes pero de una lengua bastante mordaz y en ocasiones, demasiado sincera. Seishiro hará todo lo posible por conquistar el cándido corazón de Subaru, quien no parece estar demasiado por la labor hasta que, con la intención de defenderlo, Seishiro perderá un ojo, detonante que desencadenara los sentimientos de Subaru hacia este.
En principio parece tener todos los visos de un culebrón con asuntos paranormales de por medio, que lo es, pero… ¡de que manera! La continua presencia de elementos fantásticos nos aportan una perspectiva diferente de las historias cotidianas que nos pretenden contar, aumentando su efectividad y dejando una profunda huella.
Es bien sabido que los argumentos de las CLAMP son extremadamente complejos. Baste echar un vistazo a X/1999 para comprobar como todas las líneas argumentales de los protagonistas se entrecruzan, voltean, retuercen y giran formando un encaje barroco pero que al final todo queda en su sitio. No hay preguntas. No hay cabos sueltos. Este es otro atractivo de Tokio Babylon que, sin alcanzar las cotas de complejidad de X/1999, es bastante enrevesada pero al final todas las piezas encajan perfectamente.
En el apartado gráfico, al principio de la historia el dibujo es un poco soso pero que acaba madurando a lo largo de los siete tomos que componen la obra. Sin embargo sus dibujos vibran y se estremecen al compás de una música triste, al ritmo de las flores de cerezo tan presentes en sus obras. Es sabido que los recursos expresionistas de los Shojo Manga son capaces de expresar cualquier emoción o sentimiento que uno se pueda imaginar pero aquí alcanza sus más altas cotas, acompañado de un exuberante sentido poético.
En definitiva una obra que no dejará indiferente a nadie.