HOTEL HARBOUR VIEW
Antes de que la Editorial Ponent Mon adoptase al dibujante japonés Jiro Taniguchi como un autor habitual en sus proyectos editoriales (Barrio Lejano, la recopilación de las historias de El Caminante, El olmo del Cáucaso, y próximamente La época de Botchan y Tener un perro y otras historias) la publicación de sus obras en España se daba de forma bastante episódica. Tuvo el honor de ser uno de los pocos autores japoneses que publicaba, junto con Yoshihiro Tatsumi (Que triste es la vida) en la histórica revista El Víbora, con la serie El caminante, que sorprendió a muchos por su nuevo estilo narrativo y su temática, dando el pistoletazo de salida a la introducción de los Manga en España y que alcanzara el punto álgido con Dragon Ball, de Akira Toriyama. También hizo su aparición en lo que se quedo en un intento de revista de Manga de Planeta deAgostini, el Shonen Mangazine, con la serie Sobrevivir en la nueva era glaciar, de corte futurista y que nunca llegó a concluirse. Más recientemente, la maravillosa El almanaque de mi padre en tres números de una edición de Planeta deAgostini que deja mucho que desear y Crónicas del viento en la Editorial IVREA con un guión de Kan Furuyama.
Pero quizás el trabajo de Taniguchi que pasó más desapercibido se trate del álbum publicado dentro de la colección de Novelas gráficas de Planeta deAgostini, Hotel Harbour View, cuyas historias nos sorprenderán si estamos habituados a la belleza serena de los paseos de El Caminante o la delicadeza de las historias recogidas en El olmo del Cáucaso. Esta es una obra bastante mas dura, impregnada de una agresiva melancolía semejante a la tarde de un domingo en el que se nos ha muerto el gato.
Con guión de Natsuo Sekikawa y un prólogo de Andreu Martín, desconozco si se trata de la obra completa pues parece bastante corta en contraste con lo que suele ocupar un tomo japonés (190 páginas). No obstante los dos capítulos que componen el presente volumen, aun en el caso de que formen parte de una serie más larga, se pueden leer de forma independiente. El primer episodio que da nombre al título de la cubierta, es quizás el más interesante.
Hong Kong. Un japonés que se aloja en el Hotel Harbour View sin hacer otra cosa que beber whisky. Una prostituta que sirve de modelo para las fotografías del japonés. Una asesina a sueldo recién llegada de San José, California. Sin desvelar nada de la historia, la escena del tiroteo se queda grabada a fuego con una solemne composición frente a un espejo ¿Quién mata a quien? Y una bala a cámara lenta frente a la indiferencia de quien va a morir.
El segundo episodio, breve encuentro, se desarrolla en París tratando de los amores perdidos y los recuerdos intensos pero efímeros que las mujeres guardan en cajas y los atan con lazos mientras que los hombres los tiran como si fueran cerillas usadas. Del amor por quien le enseño a matar y ahora tiene que matarle. Arrancando con doce paginas mudas en los que solo se escucha el silbido del tren y una bala que tarda 16 viñetas hasta que la victima cae abatida. Doce páginas dedicadas a un asunto intranscendental para narrar la historia de una bala a 380 metros por segundo.
Y en ambas historias, una mujer terriblemente fría, con una increíble dureza en su mirada firme.
Si no quieren romper la imagen de Jiro Taniguchi como un autor sensible, no lean este álbum, aunque yo les recomiende que sean fuertes si no quieren perderse una lección magistral sobre la ralentización extrema de una secuencia.
Publicada en 1993.
Etiquetas: Jiro Taniguchi, Natsuo Sekikawa, reseñas