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miércoles, junio 22, 2005

MECHANICS



Las aventuras de las Locas, es decir de la inolvidable Maggie, la irascible Hopey, la taciturna Izzy y la trastocada Penny, nacieron en la que fue una de las revistas más importantes de la década de los 80 y parte de los 90. Estoy hablando de la mítica revista Love & Rockets y para que os hagáis una idea de su importancia en el panorama de los cómics diré que el nacimiento de Love & Rockets en 1982 marcó el inicio de una época en la que se buscaba algo alternativo a la continua saturación e indigestión de superhéroes, es decir, definió la línea de salida de los llamados cómics alternativos.
Y es en las páginas de Love & Rockets donde Jaime Hernández, junto con su hermano Beto Hernández (Río Veneno, Be Bop a Luba) fue definiendo todo un mundo personal e intransferible en el que se exprimía la esencia de la vida bajo una óptica sumamente vitalista que te dejaba con una sonrisa en la boca.
Una de las primeras historias que se publicaron es la que recoge el álbum editado por La Cúpula bajo el título de Mechanics. Estas primeras aventuras son bastante diferentes a la reciente Penny Century pues la acción se desarrolla en un marco más próximo a la fantasía superheroica que al misticismo popular mejicano y el desenfadado costumbrismo que puebla el ambiente de sus creaciones posteriores. Sin embargo no se deja de desarrollar unas aventuras que destilan un alegre absurdo por sus cuatro costados a través de las relaciones entre las muy definidas personalidades de Maggie, Penny, Hopey e Izzy y demás personajes que pululan por sus páginas.
Toda la historia esta contada, a excepción del último capítulo, a través de una voz en off que surge de las cartas que escribe Maggie a su amiga Hopey desde Zhato, lugar perdido en la selva al otro lado del mundo para arreglar una nave espacial bajo las ordenes de un grupo de mecánicos entre los que se encuentra Rand Race, uno de los primeros amores de Maggie.
Sin embargo, conforme pasa el tiempo comprobarán que la tarea es tan absurda como inútil por lo que Maggie se pasará todo el día ligera de ropa y bebiendo cerveza, le contará sus penas a su interprete Tse-tse, se encontrará con Penny Century en la selva y se hará amiga de Rena Titañón, luchadora profesional. También contraerá una enfermedad tropical que la dejara al borde de la muerte y soportará el acoso del hijo de Jo, el presidente de la región, a quien al final de dará por lanzar misiles por todos lados, hasta que vuelve a casa.
En definitiva, una historia fantástica que no es sino una excusa para desarrollar y terminar de definir la personalidad de las chicas a través de relaciones interpersonales absolutamente deleitantes y en las que radica el secreto de su éxito futuro.
Al ser este uno de los primeros trabajos de Jaime Hernández, su estilo en un maravilloso blanco y negro, todavía está demasiado trabajado e idealizado, frente al realista minimalismo de sus trabajos posteriores. Sin embargo ya demuestra su increíble capacidad para el dibujo y preludia algunos de los virtuosos claroscuros que le harán famoso por su efectiva simplicidad. Es una lástima que la antigua edición española de 1990 este cubierto por un horrible coloreado que impide apreciar en su completa intensidad y sin interferencias los antes mencionados claroscuros sin poder apreciar su maestría.
Lo cierto es que los trabajos de Jaime Hernández nos han ido llegando por parte de La Cúpula con cuentagotas y en formatos muy dispares. Primero se publicaron algunas de sus historias en la desaparecida revista de El Víbora para luego sacar un álbum que es el que estoy comentando perteneciente a la colección Vibora Comix. Más tarde se sacaron Las mujeres perdidas dentro de la colección de nóvelas gráficas para luego cambiar a la prestigiosa Brut Comix en el que se mutilaban las sagas de La muerte de Speddy y Jerusalem Crickets a través de sus pequeños tomitos. Actualmente se está publicando Penny Century dentro de la colección Fuera de Serie, un formato un poco más grande que el de Brut, sin contar con el tomito único de Satyricon en el que los mundos de Jaime y Beto se entrecruzan. Pero eso ya es otra historia.
En cualquier caso se puede apreciar el maltrato de esta serie a través del continuo cambio de formato y la discontinuidad de su orden de publicación. Esperemos que, ahora que parece que la editorial se ha replanteado su política editorial, tras la muerte de El Víbora, editando las obras completas y respetando sus formatos, reedite la totalidad de la obra de los Hermanos Hernández en mejores condiciones para su óptimo disfrute.
¡¡Y es que las aventuras de Love & Rockets son uno de los pocos cómics que se han equiparado a la literatura!!

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