WORLD APARTAMENT HORROR
Publicada dentro de las novelas gráficas de Planeta deAgostini en 1994, esta es una obra con guión de Katsuhiro Otomo y dibujo de Satoshi Kon, como base para la realización de una película en imagen real dirigida por el propio Otomo. Esta es un film realizado en un momento en que Otomo se encontraba en la cúspide de su fama mientras en el resto del mundo se propagaba el éxito internacional de su obra más conocida, Akira, tanto en la versión manga como en la de anime dirigida también por Otomo. Reconocido como estaba en este momento como uno de los mejores guionistas, como un excelente ilustrador y como un director de películas de animación comparable a Hayao Miyazaki, decidió dar el salto a la dirección de películas de imagen real. Para ello primero desarrolló el argumento junto a Keiko Nobumoto, contado una historia de un apartamento lleno de inmigrantes ilegales que un yakuza de medio pelo debe expulsar para la construcción de un nuevo bloque de pisos. Mas tarde se le encargará a Satoshi Kon la recreación gráfica de la película, no en la línea de los storyboard sino en forma de manga y en el que diseña el aspecto ambiental del sórdido apartamento, la personalidad de los personajes y bastantes sugerencias de encuadre y desarrollo de la imagen de la película. Para terminar de hablar de la dichosa película, diré que el director de fotografía es Noburu Shinoda, la música de Kimio Nomura, acompañado de las interpretaciones de Hiroki Tanaka en el papel de Itta y Yuji Nakamura en el de Hide. En cuanto al resto de los inquilinos, el elenco se completo con actores procedentes de diferentes países asiáticos. Finalmente la película fue producida por Embodiment Films y distribuida por Sony Music Enterainment. Para los interesados, tenéis información más completa dentro del álbum así como algunos fotogramas de la película.
Volviendo al manga, Otomo traza una historia en forma de comedia de denuncia social con elementos sobrenaturales y de terror en la que critica la voraz especulación urbanística japonesa y la situación social de los inmigrantes llegados del continente asiático. Así, la historia se ambienta en un antiguo y cochambroso edificio de apartamentos ocupado por numerosos extranjeros afincados de forma ilegal. El protagonista, Itta, que regenta un burdel de prostitutas extranjeras, debe expulsarlos antes de una semana, para lo cual se instalara junto con ellos y se dedicara a hacerles la vida imposible sin demasiado éxito. En el fondo, Itta no es mala persona ya que su novia es una de las prostitutas y espera un hijo suyo pero por alguna razón sobrenatural se vuelve cada vez más agresivo, llegando incluso a incendiar el bloque de apartamentos y amenazarlos a todos con una motosierra. Un espíritu maligno se apodera de su cuerpo, por lo que los inquilinos contratan a un chamán para que lo expulse, desembocando todo en un aparatoso final. La historia contiene algunos vacíos argumentales seguidos de embrollos sin sentido que pueden despistar al lector. Es cierto que las historias de Otomo (echar un vistazo a Otomo Memories, publicado por La Cúpula) son de una fértil imaginación, con una cínica visión del futuro, una acción desbordante y acompañadas de una tensión que hace interesante su lectura. Sin embargo, esta obra suya me deja bastante indiferente, no desmerece pero tampoco es una maravilla. Correcta seria la definición más adecuada para el guión, siendo el aspecto gráfico la parte más interesante del libro.
Satoshi Kon, autor de la maravillosa novela gráfica Regreso al Mar, que preste a un amigo hace años y jamás volví a verla, despliega en esta obra un exquisito desarrollo gráfico. En primer lugar tenemos la recreación del ambiente opresivo del edificio, en el que se palpa su ruina y suciedad a través de un barroquismo gráfico de gran detalle. Mención aparte merece el sueño de Itta, en el que encontramos algunas referencias a los decorados de Babilonia en Intolerance de Griffith, es donde alcanza la máxima expresión de detalle con pasillos de máscaras que se multiplican hasta el infinito en un delirio surrealista.
En cuanto a los personajes, estos son trazados ágilmente a través de líneas duras y angulosas pero que son capaces de mostrar un amplio elenco de expresiones faciales muy realistas incluso en primerísimo plano. Las caras se distancian completamente de las máscaras a las que nos tiene habituado el manga a pesar de que el protagonista, un japonés, mantiene una mirada occidental.
Y, como siempre, hay algo que me llama la atención y en esta ocasión es el conocimiento que tiene Satoshi Kon del comportamiento de los materiales y su capacidad para trasladarlos al papel. Así, podemos ver como actúa un papel pegado a la pared que ha sido mojado y deja entrever un dibujo, como el fuego de un mechero adquiere distintas tonalidades y se mueve al ritmo de la mano que lo enciende o como se va asentando el humo de un producto ahuyentarratas en la habitación. Pueden tratarse de detalles muy nimios pero que adquieren una plasticidad que no pasa desapercibida para el que lo lee.
Creada en 1991, es una obra interesante para los admiradores de Otomo y una obra imprescindible para los enamorados del grafismo de Sathosi Kon.
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