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viernes, febrero 04, 2005

SOLA EN LA VIDA



El guionista Jaques Lob y el dibujante Georges Pichard aúnan sus talentos amasados bajo la huella de Barbarella para crear una obra de fino erotismo en el que sigue los caminos de la novela folletinesca parisina de huérfanas vilipendiadas por ricos depravados y defendidas por justicieros de castos amores. Ellos han dado vida a la virginal Virginia, cuyo primer álbum, Sola en la vida, es el primero de una larga serie titulada Las Tribulaciones de Virginia que data de 1982 y publicada por la editorial Distrinovel, dentro de la Colección Fetiche.
En ella se narran las tristes peripecias de Virginia, una hermosa huérfana que trabaja como repartidora de cheques del corrompido banquero Adolphus quien, fascinado por la turbadora sensualidad de esta intenta comprar sus favores sin conseguirlo pues ella es poseedora de una virtuosidad implacable, lo que no hace sino acrecentar su deseo de poseerla a cualquier precio. Virginia, la de los vestidos harapientos, recorre las calles de París repartiendo los cheques y sufriendo las infamias de quienes la reciben, reduciendo su frágil vestido a un pobre despojo que deja entrever su carnal inocencia. El desconsuelo de Virginia ante incomprensibles ultrajes crece a la par que menguan sus púdicos trapuelos. Victima de un complot por parte de Adolphus, encuentra un bienhechor oculto tras un antifaz que no oculta su paternal admiración por la recatada virginia, el señor Defendar.
Sin embargo, la querida de Adolphus, Morena, una hembra de temperamento fogoso tomara las riendas del destino de la pobre Virginia, mandándola bajo viles engaños, a un prostíbulo donde, ajena al cometido de tal edificio, es victima del insaciable apetito libertino de los numerosos clientes que aguardan en la salita. Cuando toda su pureza parecía estar condenada a la perdición, surge el Príncipe Hamah quien, enamorado al instante de tan frágil belleza, la transporta, como en un cuento de hadas, sobre un caballo blanco hacia su exótico país con el firme objetivo de desposarla. Tras sus pasos sigue el obstinado Defendar, ayudado de sus ingeniosos artilugios capaces incluso de transportarle por el mar.
En el lejano país de las mil y una noches, Virginia, rendida a las tiernas palabras del Príncipe Hamah y creyendo vislumbrar un sincero amor, su ilusión se parte en mil pedazos cuando ve el fascinante harén del que formará parte y su decencia se verá de nuevo amenazada por el padre del príncipe, embrujado por la feminidad parisina de rubios cabellos. Solo Defendar lograra rescatarla de sus pérfidas garras para luego iniciar una fuga por el ardiente desierto. No obstante, el destino es cruel y caprichoso pues unos mercaderes de esclavos arrebataran a la protegida de Defendar para luego ser expuesta a los ojos lascivos de los compradores entre los que se halla Adolphus, quien no encuentra obstáculo para ser su perverso propietario. Encerrada en lo alto de un minarete, Virginia no cede en su decencia, prefiriendo arrojarse al vacío antes que ser su esclava del placer. ¿Es este el trágico fin de Virginia? No, Solo la intervención de Defendar la salva de una muerte segura gracias a un globo aerostático que surca el bravo océano. No obstante, para sorpresa de todos, Defendar realiza un impensable sacrificio arrojándose al mar como lastre para que el globo pueda seguir surcando los cielos transportando a su desconsolada amada. Fin del folletín, seguirá en el próximo álbum, no se lo pierdan.
Mas que una tragedia novelesca, es una tragicomedia que se sirve de dos polos opuestos, la casta pureza de Virginia y la depravante lujuria de los hombres que intentan poseerla, para crear una historia chistosamente surrealista que trascurre por toda clase de escenarios y situaciones, ambientadas en una belle époque de líneas modernistas y acompañado de un lenguaje extremadamente florido que recrea a la perfección el carácter de las novelas folletinescas y populares de finales del siglo XIX. Aquí el erotismo viene dado, no por las sensuales curvas de Virginia dibujada con admirable insinuación (es mejor ocultar que mostrar) ni por lo rocambolesco de sus situaciones carnales sino por la preservación de su virginidad que defiende hasta extremos insospechados.
La prosa de Lob ironiza elegantemente al escribir una historia de carácter moral que no hace sino crear una sofisticada sensualidad, mientras que el grafismo de Pichard es exquisitamente voluptuoso en el caso de las mujeres y graciosamente caricaturesco en el caso de los hombres, haciéndolos desfilar por los más bellos decorados modernistas trazados con sinuosa línea.
En definitiva, es una obra erótica, pero no de un erotismo chabacano y fácil sino de un erotismo refinado, literario y que destila un elegante humor. Una joya que no ha visto su final ya que tras continuar con El crucero Infernal, Virginia en África y Virginia en Nueva York, el relato de sus aventuras quedó truncado sin que hayamos podido conocer sus últimos ultrajes y, acaso el final de sus tribulaciones.

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